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Valdemoro en el cine. Adaptaciones literarias

Hasta donde llega nuestro conocimiento, Antonio Castillo es el único galardonado con una estatuilla de los Oscar que ha tenido una vivienda en Valdemoro. Su nombre completo fue Antonio Cánovas del Castillo de Rey. Antonio Castillo nació en Madrid en 1908. Pocos años antes, en 1893, su abuelo, Emilio Cánovas del Castillo, hermano del famoso político y escritor Antonio Cánovas del Castillo, había comprado una casa palacete, construida en el siglo xvi y ubicada en la calle Cristo de la Salud, número 11, de Valdemoro. Tenía una portada del Renacimiento purista, coronada toda por el escudo de Castilla.

Antonio Castillo pronto mostró una gran pasión por el mundo de la moda. En 1936 se estableció definitivamente en París para hacerse cargo de la Maison de couture rue de la Paix. En esos momentos, la Maison de couture rue de la Paix era una de las más prestigiosas casas de moda del mundo. Había sido fundada por Jeanne Paquin y su marido Isidore Paquin en 1890 y, en sus mejores momentos, habría tenido más de dos mil empleados. Isidore murió en 1907 y Jeanne Paquin tuvo que hacer frente sola a todos los retos del negocio. Pronto entendió que la mejor forma de promocionar su negocio era a través del mundo del espectáculo, con lo que la señora Paquin proporcionaba sus últimos modelos a las actrices de teatro y de cine más importantes del momento para que estas lucieran sus creaciones por todo el mundo.

Antonio Castillo tomó las riendas de la firma en 1936, tras la muerte de Jeanne Paquin. Eso le permitió establecer amistades y conexiones dentro del mundo del espectáculo. Colaboró, por ejemplo, con Jean Cocteau, en el diseño del vestuario de su largometraje La bella y la bestia (1946) y, unos años más tarde, en 1964, diseñó el vestuario de Ingrid Bergman para la película El Rolls-Royce amarillo. En 1959 fue nominado para un premio Tony en Broadway por su diseño de vestuario para el musical Ricitos de oro. Fue en 1972 cuando obtuvo un Premio Oscar en la categoría de mejor diseño de vestuario por la película Nicolás y Alejandra, dirigida por Franklin J. Schaffner en 1971. Ganó el Oscar conjuntamente con la diseñadora recién fallecida  Yvonne Blake (1940- 2018).

Antonio Castillo residió gran parte de su vida en París. Sin embargo, no olvidó Valdemoro, la población que habría visitado desde que era un niño. Cuando venía a España, pasaba algunas temporadas en la vivienda señorial de Valdemoro que había heredado de su abuelo. En 1972, Antonio Castillo ganó su estatuilla de los Oscar y decidió dar más uso a su casa de Valdemoro. Los señoriales interiores de «la casa de Cánovas» fueron utilizados como el escenario de tres películas estrenadas ese mismo año: Marianela, La duda y La cera virgen. Ya en 1963, la casa había servido para las escenas de interior de la película El escándalo. Sin embargo, es en 1972 cuando el uso de la casa para el cine adquirió mayores dimensiones. Tal vez, era un último esfuerzo de Antonio Castillo por conservar el edificio a la vez que le encontraba cierta rentabilidad. Tal vez, Antonio Castillo quería asegurarse de que el palacete conseguía su inmortalidad a través del cine. El caso es que, un año más tarde, en 1973, Antonio Castillo vendió la propiedad familiar de los Cánovas en Valdemoro. Ocho años más tarde, poco antes del 10 de febrero de 1981, a pesar de estar incluida en el Inventario artístico de la provincia de Madrid, la casa palacete del siglo xvi fue derribada para dar paso a un bloque de pisos más moderno.

Marianela

Si alguien se siente tentado a visionar las películas producidas en 1972, les recomiendo que dejen Marianela (dirigida por Angelino Fons) para el final. En el escenario internacional, 1972 fue el año en el que se filmaron películas como El padrino (dirigida por Francis Ford Coppola), Cabaret (Bob Fosse), El discreto encanto de la burguesía (Luis Buñuel), Frenesí (Alfred Hitchcock), Garganta profunda (Gerard Damiano), La aventura del Poseidón (Ronald Neame), La Huella (Joseph L. Mankiewicz), Los cuentos de Canterbury (Pier Paolo Pasolini), Todo lo que quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar (Woody Allen), ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? (Billy Wilder) o, una de mis favoritas, la magnífica Defensa (John Boorman). Si lo que queremos es ver una película filmada en España en 1972, que me perdonen todos aquellos que tuvieron que ver con la producción de Marianela, recomendaré otra de mis favoritas, La cabina, dirigida por Antonio Mercero.

Marianela está basada en la novela homónima de Benito Pérez Galdós. Los exteriores fueron filmados en Covadonga y en Potes; la mayoría de los interiores en «la casa de Cánovas» en Valdemoro. El director, Angelino Fons, ya había adaptado al cine otra novela del escritor canario, Fortunata y Jacinta, dos años antes. El hecho es que Marianela ya había llamado la atención de otros artistas: en 1916, fue adaptada al teatro por los hermanos Álvarez Quintero y en 1940 y en 1955 había sido convertida en película antes de que Rocío Dúrcal decidiera interpretar al personaje de Marianela en 1972, bajo la dirección de Fons. En México, ha sido adaptada para la pequeña pantalla, en forma de telenovela, en tres ocasiones. Y, para aquellos que pudieran pensar que es una historia con pocos atractivos para los habitantes del siglo xxi, en 2013, Rayco Pulido la adaptó al cómic bajo el título de Nela.

La duda

No es tan fácil definir, como podría parecer a primera vista, la relación que mantienen la literatura y el cine. Más allá del tópico «el libro es mejor que la película», son muchos los que piensan que lo del cine y la literatura fue amor a primera vista; hay quienes van más lejos y hablan de un amor pasional, ardiente, entre ambos; algunos mantienen que, tristemente, la literatura se prostituye en el cine. Lo cierto es que un guion cinematográfico no deja de ser un género literario como lo es una pieza teatral, con sus características propias, pero nada alejado de las convenciones aristotélicas de la narración. La puesta en escena, las cámaras, las luces, todo eso ya es otra historia. Hay veintiséis películas documentadas que eligieron los paisajes urbanos y naturales de Valdemoro como lugar de rodaje. Algunas fueron grandes producciones internacionales. Otras, pequeños proyectos independientes. Muchas, hasta diez producciones cinematográficas filmadas en Valdemoro, estaban basadas en obras literarias.

La primera película filmada en Valdemoro de la que tenemos constancia fue nada menos que una adaptación de la obra de Manuel de Falla El amor brujo (1949); en 1957, Stanley Kramer rodó Orgullo y pasión, basada en la novela The Gun, del escritor británico Cecil Scott Forester; en 1958, Manuel Mur Oti dirigió una comedia hispano-cubana titulada Una chica de Chicago, basada en un cuento de Noel Clarasó; en 1959, Ignacio F. Iquino filmó escenas de una coproducción hispano-mexicana titulada El niño de las monjas, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Juan López Núñez; en 1963, Javier Setó adaptó al cine El escándalo. Valdemoro parecía el lugar propicio, pues la historia estaba basada en el libro homónimo de Pedro Antonio de Alarcón, autor que había vivido en la localidad a finales del siglo xix; en 1967, el polaco Alexander Ramati dirigió Más allá de las montañas, adaptación cinematográfica de una de sus novelas; y en 1968, Orson Welles filmó partes de Una historia inmortal, basada en la novela de la escritora danesa Karen Blixen.

En 1998, José Luis Garci dirigió El abuelo, una adaptación cinematográfica de la novela homónima de Benito Pérez Galdós. Acumuló trece candidaturas a los premios Goya y fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Aunque, al final, solo ganó un Goya su protagonista, Fernando Fernán Gómez, no cabe duda de que la película tuvo un gran éxito. Esta era la cuarta adaptación al cine de la misma novela de Galdós. La anterior, de 1972, fue dirigida por Rafael Gil y protagonizada por otro Fernando, el gran Fernando Rey, y fue estrenada con el título de La duda. La versión de Garci era muy poderosa, pero la de Rafael Gil poco le tenía que envidiar. Y fue filmada, en gran parte, casi todos los interiores, en la misma casa palacete de Valdemoro que en 1972 todavía pertenecía a Antonio Castillo.

La cera virgen

El 24 de abril de 1972 se emitió el primer programa del concurso televisivo Un, dos, tres… responda otra vez, la creación artística con más éxito de Chicho Ibáñez Serrador. El programa aglutinaba diversos ingredientes que intentaban agradar a todos, combinando cierta modernidad con los elementos más rancios de la tradición española. Aunque estaba orientado a toda la familia, Un, dos, tres… responda otra vez tenía grandes influencias de la revista española, que vivía entonces uno de sus mejores momentos: durante todo el programa, los espectadores se hinchaban de ver muslos y escotes femeninos y escuchaban chistes picantes que pasaban inadvertidos para muchos de los niños, pero que levantaban la sonrisa pícara de la mayoría de los adultos. Comenzaba la transición española.

La tercera película que se filmó en Valdemoro en 1972, usando los interiores de la casa de Antonio Castillo, no era una adaptación literaria. La cera virgen, dirigida por José María Forqué, es una comedia musical protagonizada por un maravilloso José Luis López Vázquez que representa la hipocresía mojigata de una sociedad española en busca de la modernidad. El sexo es el indiscutible protagonista de la película. La película hace acopio de todos los fetichismos sexuales que pueden encontrarse catalogados hoy en las páginas web que muchos intentan borrar de su historial de visitas.

Curiosamente, los números musicales que aparecen en La cera virgen podrían haber aparecido en alguno de los programas de Un, dos, tres… responda otra vez. No en vano, el compositor musical de las canciones de La cera virgen fue el argentino Adolfo Waitzman, que compuso la famosa sintonía del concurso Un, dos, tres… responda otra vez. Como hemos dicho, la película no es una adaptación literaria, pero las letras de las canciones fueron escritas por Antonio Gala y el guion por, nada más y nada menos, Rafael Azcona, en compañía del mismo Forqué y de Florentino Soria.

Tras el visionado de la película, hay dos escenas que tardan en desaparecer de la cabeza. La primera es el número musical con el que comienza el largometraje. Todos los bailarines masculinos van vestidos como los protagonistas de La naranja mecánica, la película que impactó al mundo el año anterior, en 1971. La otra escena que perdura en la mente del espectador es nocturna. José Luis López Vázquez, un voyeur sin solución, observa con sus pequeños prismáticos cómo la protagonista se descalza en su habitación mientras se come una raja de melón. Tras comérsela a mordiscos, la protagonista la lanza al corral y José Luis López Vázquez entra furtivamente para llevársela consigo. Supongo que esta imagen mejora cuando sabemos que la protagonista es una excelente Carmen Sevilla.

La película, prescindible, está repleta de grandes actores secundarios de la época. Debemos mencionar dos participaciones, tal vez anecdóticas, más. El estupendo cartel de la película corrió a cargo de Mingote y el ayudante de cámara fue el actual presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo.

La Lola se va a los puertos

Veinte años después, en 1993, Josefina Molina vino a Valdemoro para rodar La Lola se va a los puertos, una adaptación cinematográfica de una obra de teatro de 1929 escrita por Antonio y Manuel Machado. Rocío Jurado, Francisco Rabal y José Sancho protagonizaban la cinta, que está repleta de tonadillas intercaladas con buenos diálogos sacados del texto original. La mayor parte de los exteriores se filmaron en Andalucía, especialmente en Jerez de la Frontera. Sin embargo, la directora eligió otra vivienda valdemoreña para algunos de los interiores del largometraje. En este caso, se trata de la vivienda de la marquesa de Villa Antonia, en la avenida de Andalucía, que goza de un patio hermosísimo con referencias a la arquitectura nazarí. Sería una pena que este edificio, como el de los Cánovas, fuera también derruido.

Artículos · Entrevistas

Entrevista con Teresa Juan López

En el siglo XVIII, Jean-Jacques Rousseau vino a decir que el ser humano es bueno por naturaleza. Supongo que, en ese momento, el debate estaba ahí, que al bueno de Jean-Jacques Rousseau no se le ocurrió poner semejante teoría sobre la mesa porque sí. Me consta, además, que su afirmación no pasó inadvertida y que ocasionó la réplica de numerosos pensadores contemporáneos y posteriores a él. Si Rousseau decía que el ser humano era bueno por naturaleza y que era la sociedad la que lo corrompía, otros filósofos vinieron a decir todo lo contrario, que el hombre era malo por naturaleza y que era la sociedad la que lo civilizaba. Otros decían que el ser humano no era ni bueno, ni malo (una tabula rasa, una pizarra en blanco) y que se iba haciendo a través de sus experiencias. Otros, que cada persona es una combinación entre su herencia genética y su crianza.

Hoy, tengo frente a mí a Teresa Juan López, que, a comienzos de la tercera década del siglo XXI, me afirma que el ser humano está en constante evolución y es creativo por naturaleza: «Somos seres creadores, conscientes, y tenemos la capacidad innata de poder conectar con cualquier expresión creativa. Es como un motor que se pone en marcha, como algo que está dormido y que necesita activarse para evolucionar, que lo agiten para poder despertar. Si esto se consigue, uno puede darse cuenta de que tiene más capacidades de las que se creía».

Teresa Juan se mudó a Valdemoro hace un año aproximadamente. La mudanza y la publicación de su primer libro, Poemas de las cinco (Editorial Algorfa), vinieron de la mano. Teresa Juan López se define como artista multidisciplinar y periodista, como poetisa, narradora, viajera, amante de la danza, la pintura, la música, la fotografía y toda expresión de arte y de belleza.

Háblanos de tu primer poemario.

Había escrito artículos periodísticos, prosa poética, relatos cortos, y es la primera vez que escribo poesía. Es algo que ha ido sucediendo. Poemas de las cinco es el fruto de un año y medio de trabajo. Me suelo despertar sobre las cinco de la mañana para iniciar mi práctica de meditación y silencio. Y, conforme iba conectando con mi verdad más profunda tras cada meditación, empezaron a surgir estos poemas. Un día decidí que debía plasmarlos en papel, que debía exteriorizarlos. Para mí esos momentos son un tiempo de escucha, de quietud y de claridad, muy necesarios para poner orden y dirección a mi día. Eso no significa que solamente escriba a las cinco de la mañana. Pero este libro fundamentalmente ha sido fruto de ese tiempo que me he concedido para trabajar mi interior.

Y decides publicarlo durante una pandemia mundial.

Creo que el confinamiento producido por la pandemia ha supuesto un impulso para hacer cosas nuevas. Creo que nos ha invitado a reinventarnos, a reconstruirnos. Como dicen en Oriente, una crisis debe convertirse en una oportunidad de cambio. Estos poemas ya tenían vida narrada y bailada. Pero, durante el confinamiento, además empecé a añadirle imágenes y nació videopoesía. Los poemas ya estaban grabados en estudio con mi voz, se publicó el audiolibro, y monté las imágenes creando historias, y empecé a danzar cada uno de los poemas. Porque cuando resonaban esos versos en mi interior, yo siempre concebía música y veía movimiento.

Son poemas multidimensionales, como el cubo de Rubik. Tus poemas tienen longitud, altura, profundidad y movimiento.

Sí. Esta es poesía que nació para ser escuchada. Quien lea estos poemas, o quien los escuche, podrá conectar con la fuente inagotable de expresión que todos llevamos dentro. Todos llevamos poesía y todos somos poesía. La poesía debe estar integrada y debe ser arropada por las demás artes. Es una forma de manifestación más de lo que somos. Necesitamos conectar con el sentimiento para desarrollar nuestra sensibilidad. Y es muy importante que lo hagamos puesto que en este momento estamos demasiado enfocados en la cabeza y muy poco en el corazón. Desarrollar una sensibilidad es también concebir de otra manera la creatividad y nuestra forma de desenvolvernos en el mundo. Es un nuevo movimiento que invita a la unidad, a que no haya fronteras entre unos y otros; ni entre la palabra, la música o el color. Porque el color puede cobrar movimiento desde un lienzo, y la palabra tiene ritmo y vibración. De hecho, al final, este libro es la base de un espectáculo en el que recito, danzo, en el que hay música y pintura en directo, y videopoesía. Y en el que se invita también a que otros artistas integren las artes como un solo concepto. Mis poemas son poliedros de palabras. Son improntas que llegan a transformarte, que mueven algo dentro de ti, porque conectan con una parte de tu interior que no sabes muy bien qué es, y que puede ser un impulso, un recuerdo o una emoción… Y en eso consiste Poemas de las cinco. Son setenta poemas, que describen la grandeza del ser humano. Desde las despedidas hasta el amor, la muerte, la esperanza, el despertar, Dios, la danza, la música…

El libro se mueve a través de conceptos universales, tanto a la hora de hablar de valores y sentimientos humanos como a la hora de describir actividades diarias. Sin embargo, en uno de los poemas, aparece el nombre específico de Antonio.

Debemos concebir al ser humano como parte de un todo. No estamos separados del universo sino que formamos parte de él. Es muy importante evolucionar como sociedad en los valores y la conciencia. Tenemos que despertar a un mundo nuevo que vamos a construir entre todos, donde se integre al ser humano con la naturaleza y se respeten todas las formas de vida. Cuando lo logremos, empezaremos a sentir que empatizamos más y comprendemos más al otro. La clave es el amor. Cuando te relacionas desde el amor no hay distancia entre lo que eres y lo que son los demás. En esta comprensión jugó un papel muy importante mi abuelo Antonio que, con su ejemplo, vivió para los demás. La gente le adoraba. Y uno de los poemas está dedicado específicamente a él. El proceso de creación del libro coincidió con su enfermedad y su fallecimiento. Todo ese tiempo de acompañamiento, de tránsito, que viví a nivel personal, y todas las enseñanzas que él iba trasladándome elevan la dimensión de la muerte en el libro a través de un lenguaje poético.

Sin embargo, no he visto dolor en estos poemas.

No hay dolor, no hay temor y no hay carencia. Hay esperanza, hay alegría, hay confianza, prosperidad y abundancia. Hay amor e ilusión. Hay un afán por ver el brillo de las cosas. Incluso la muerte debe integrarse correctamente. Existe la luz y la oscuridad. Todos los objetos tienen luz y sombra. Y hay dos formas de ver la realidad. Está en cada uno de nosotros, desde el libre albedrío, decidir dónde nos queremos situar. ¿Quieres poner tu energía y tu intención en la parte oscura? Ahí hay mucho donde remover y te puede llevar a lugares de donde es difícil salir. Pero si quieres poner tu atención y tu energía en el aspecto luminoso, la belleza siempre está ahí. El arco iris siempre está ahí, aunque esté nublado. Ahora prefiero compartir luz. Y espero que, cuando el lector se embriague con mis poemas, pueda conectar con su corazón, vibrar, emocionarse… No hay que entender cada una de las palabras. La idea es sentir cada poema para que resuene dentro de ti.

¿Por qué decidiste publicar el libro en versión bilingüe, español-inglés?

El inglés es la lengua más internacional a la hora de viajar y comunicar con gente de otros lugares. Siempre he querido que mis versos pudieran llegar a más personas. Concibo el arte como un vehículo de expresión universal. Nuestro idioma como una herramienta imprescindible en el juego de la creación y la palabra como una plataforma de expansión de lo que deseo crear. El poemario está publicado como audiolibro y los videopoemas también están en español y en inglés.

¿Cuándo descubriste tu capacidad creadora?

De una forma u otra, siempre he creado. Para mí, la creación surge primero de la palabra, del sentimiento y de la atención. Surge de la observación y de la fascinación por la belleza. Es muy necesario que esto se traslade a toda la sociedad, a las personas que nos gobiernan, a las que se dedican a la educación de nuestros hijos, a las que toman decisiones económicas que repercuten en todo el planeta. Es muy importante que todos cultivemos el respeto y la responsabilidad, y nos unamos, desprendiéndonos de nuestras fachadas para ser quienes somos verdaderamente y no quienes quieren que seamos.

Estudiaste la carrera de Periodismo.

En la Complutense. Tras la carrera, me dediqué sobre todo a la radio. También escribí en prensa. Al principio, estuve muy vinculada a la información, pero siempre que podía trabajaba sobre temas literarios, me ocupaba de columnas de opinión. También en la radio, me he orientado hacia el ámbito cultural. Estuve bastante tiempo haciendo crítica teatral y pude entrevistar a muchos autores, actores y directores… Paradójicamente, esa conexión con el escenario y ese rico bagaje como espectadora me permitió trabajar durante muchos años para una multinacional.

Has viajado por todo el mundo.

He visitado la mayoría de las capitales europeas, he viajado varias veces por Estados Unidos, Canadá, Centroamérica. México es uno de los países que más resuena en mi corazón, un país donde me siento como en casa. México es color, folclore, naturaleza… He estado en Brasil, en Perú, en Bolivia… Luego descubrí el mundo asiático y quedé fascinada: Tailandia, China, Bali, Taiwán, Japón… Me encantan los paisajes nuevos, los climas nuevos. Me encanta fotografiar Marruecos. Turquía. Me gustan los lugares mágicos del planeta, esos lugares que están llenos de energía, que nos recuerdan que nuestra Tierra está viva.

Háblanos de tu experiencia como periodista.

Aunque hiciera otras actividades, siempre he estado ligada al periodismo. He pasado por todos los medios. En radio, he estado en Onda Cero, en M-80 Radio, en Radio Nacional… En prensa, estuve en Diario 16, en El Mundo, colaborando en un semanal, en una revista de psicología práctica, para la que hacía entrevistas… 

Y entonces aparece el yoga.

Llevaba una vida tan estresante que necesitaba relajarme. Necesitaba herramientas para saber controlar mi respiración, para saber equilibrar mis emociones, para no enfadarme, para no entristecerme… Me recomendaron el yoga. Comencé a practicarlo y, un día, me di cuenta de que quería saber más. No porque quisiera ser profesora, sino porque me ayudaba, me fortalecía. Era algo más que solamente relajación. Era una filosofía de vida, una forma de entender las cosas, algo más allá de unos estiramientos o de una postura. Así que comencé la formación para ser profesora. Hoy en día sigo dando clases, y además me enfoco en el crecimiento personal, para ayudar a otras personas a encontrar lo que todos tenemos en nuestro interior. Enseño a mirar adentro. Así es como yo encontré mi centro, mi naturaleza, mi propósito de vida. Mi verdad.

¿Seguiste un método? ¿Te ayudó alguien?

Durante mis viajes he conectado con personas que me han ayudado en mi camino. Lo que más me ha llevado a mi transformación ha sido mi trabajo de crecimiento personal a través del sistema celêstial. Es un conjunto de técnicas de desarrollo interior que integran el yoga, la meditación, el movimiento consciente… Te ofrece diferentes niveles de autoconocimiento para que hagas realidad tu propósito de vida, conectando con tus talentos y tus capacidades. Te ofrece herramientas que puedes utilizar fácilmente en tu día a día para recargar tu energía. Cuando recuperas tu poder personal eres capaz de recordar tu estado natural, que es sentirte bien. Y, a partir de ahí, puede surgir la inspiración creativa. Realmente, el libro de poemas ha sido para mí uno de los resultados de mi trabajo con el sistema celêstial. He incorporado como hábito la meditación en mi día a día y es algo que me enriquece y me aporta vitalidad, creatividad e intuición. Para los que quieran acercarse a este método, recomiendo el libro Celêstial, El camino de la activación del alma, cuya segunda edición fue publicada en 2019 por Joaquín de la Calzada en Tatewari.

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Teresa Juan insiste en que su libro sigue vivo. Que ahora pinta, danza y filma a partir de sus poemas. Esta creación bilingüe, en papel y en audio, sigue creciendo, y ahora ha dado lugar a videopoesía, que se incluye en un espectáculo en directo donde se aúna el movimiento, el ritmo, la narración y el color. Porque su visión es que el acceso a la capacidad creadora que todos tenemos es posible. Porque los seres humanos somos creativos por naturaleza. Y porque es nuestra responsabilidad evolucionar como especie y como sociedad, hacernos cargo de nuestra vida y desarrollar nuestra pasión y nuestro talento.

Amigos · Artículos

Poseía Poesía -Producción poética contemporánea en Valdemoro

Merece la pena repasar la producción poética de los valdemoreños durante la segunda década del siglo XXI. En 2014, Mamen Manzano (Madrid) publicaba su primer y prometedor poemario: Poemas de colores y un relato con corazón. En 2015, el novelista Ismael Alonso (Fuente El Olmo de Íscar, Segovia) publicaba también su primer libro de poemas: De la luz y otras ausencias. Ahí no se paró su producción poética: Ismael Alonso, además de habernos regalado varias novelas en la última década, decora su muro de Facebook con preciosos poemas intimistas. En 2018, otro autor valdemoreño, Miguel Rollón (Navatalgordo, Ávila) publicaba su primer libro de poemas: Los días que no queremos. El libro de Miguel llegó a ser traducido y publicado en inglés en los Estados Unidos y fue distribuido por toda Latinoamérica. Además de su estupenda producción poética, de Miguel Rollón cabe destacar su activismo poético. Ha dirigido durante muchos años la Tribu de Poetas en Madrid, organizando espectáculos poéticos con autores de primera línea nacional e internacional.

Con una trayectoria poética más larga, Remedios Nieto Lorca (Montefrío, Granada) ha publicado sus dos poemarios más importantes durante esta última década: El paseo de Alexander (2014) y Sobre pasos de hojarascas (2019). Además, no hay que olvidar su recetario, un libro de emociones culinarias escrito en verso: Entre rimas y pucheros (2011).

La pandemia de 2020 no ha impedido que la poesía siguiera con fuerza en Valdemoro. En diciembre, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo (Cáceres) ha obtenido el octavo Premio Internacional ALCAP de poesía con el poemario titulado La vida en un pódcast. El certamen convocado por la Asociación Literaria Castellonense Amigos de la Poesía, de Castellón de la Plana, está patrocinado por el Ayuntamiento de la ciudad. Juan Carlos Rodríguez Búrdalo es, sin lugar a duda, nuestro poeta más consagrado y galardonado. Ha sido reconocido y premiado a lo largo de toda la geografía española: ha ganado certámenes poéticos, entre otros lugares, en Madrid, en Jaén, en Salamanca, en Dos Hermanas (Sevilla), en Torrevieja (Alicante) y en Alcalá de Henares. Ha sido publicado en italiano y traducido al holandés. La vida en un pódcast se publicará el próximo mes de abril y será presentado el 25 de mayo coincidiendo con la entrega del galardón. Se trata de un texto escrito con un halo elegíaco a lo largo de los últimos quince años que busca la conjunción temática y estilística en un relato poético abarcador de la experiencia vital del autor. Se construye sobre verso blanco, principalmente endecasílabo.

En 2020, también, Teresa Juan López (Madrid) publicó su primer poemario: Poemas de las cinco. El libro ha sido impreso en versión bilingüe (español-inglés), puede ser adquirido en edición digital y en formato de audiolibro. Teresa Juan López presentará su libro en el Auditorio Joaquín Rodrigo de Aranjuez el 29 de enero a las 19:30. Con un carácter integrador de disciplinas artísticas, la presentación incluirá un recital de poesía con danza y música.

Por último, en 2020, Alberto Manchado Pérez (Madrid), con tan solo 18 años, publicó Pensar y Sentir…Yo, el inicio de un recorrido poético que deseamos que continúe durante muchos años. Gracias a Mamen, Ismael, Miguel, Remedios, Juan Carlos, Teresa y Alberto, todas las generaciones que conviven en Valdemoro en el año 2021 tienen representación poética. Durante la pasada década, Valdemoro poseía poesía.

Artículos

Altas capacidades

La normalidad es una navaja de dos filos. Un pase gratuito a un zoo donde las fieras se esconden de los visitantes en las sombras. Un salvoconducto que te permite tomar el avión para salir del Marruecos ocupado por los nazis mientras el amor de tu vida se queda atrás, en un hangar del aeropuerto de Casablanca. De todas las personas de este planeta, poco más de cincuenta y dos mil son normales. Me refiero a los habitantes de Normal, la pequeña localidad del centro de Illinois, en los Estados Unidos. El resto de nosotros, aquellos a los que el gentilicio no nos permite ser normales, nos conformamos con ser valdemoreños, madrileños, vallisoletanos, zaragozanos o turolenses. La familia Gil de Mingo no se considera muy normal. Rafael, el padre, dice que, a veces, la normalidad les asusta un poco.

Rafael Gil y Alba de Mingo se conocieron cursando la doble licenciatura de Derecho y Empresariales en la Universidad Carlos III. Tienen tres hijos: Arela (once años), Adriel (nueve) y Arón (ocho). Los cinco me recibieron por primera vez en el salón de la casa de los padres de Alba. Los Gil de Mingo tienen ya una historia que contar como familia. Una historia de la que han aprendido mucho a pesar de las incertidumbres con las que comenzaron. Los cinco, alrededor de la mesa del salón donde me recibieron, querían compartir su historia con La revista de Valdemoro porque, tal vez, contándola, podrían ayudar a muchas familias que puedan encontrarse en una situación similar.

Arela comenzó a leer con cuatro años. Rápidamente asoció sonidos con grafías y pronto se puso a formar sílabas. En la escuela le decían que no fuera tan deprisa, que no pasara a aprender letras que no habían dado en clase, que no pronunciara el sonido de las letras hasta que no lo dijera la profesora. Adriel también aprendía rápido. Arón, sin embargo, aunque aprendía rápido, tuvo más problemas en la escuela. Un día, la maestra le pidió que dibujara su casa utilizando un triángulo y un rectángulo. Arón se negó a hacerlo. Ellos vivían en un piso. Y su casa, el edificio que albergaba el piso donde él vivía, no tenía un triángulo como techo. La maestra le amenazó con suspenderle si no lo hacía. Él le dijo que prefería suspender a dibujar su casa de forma incorrecta porque iba en contra de sus principios. Arón se aburría en las clases y no entendía por qué tenía que ir al colegio todos los días. En la escuela les dijeron que podía tener algún problema serio relacionado con la atención. Alba recuerda que fueron a un centro especializado para que evaluaran a Arón. Como les pasa a muchas familias, fueron a ese centro especializado porque había un problema. Alba y Rafa decidieron llevar también al hermano mayor. Adriel sacaba buenas notas, la escuela le resultaba fácil y, sin embargo, a veces, le costaba encontrar motivación en las clases.

A ambos se les identificó como niños de altas capacidades. Una vez ocurrió esto, llevaron a evaluar a Arela, que también fue identificada con altas capacidades. Con once años, Arela me explica con claridad que es más fácil detectar a los niños que a las niñas. Muchos niños con altas capacidades suelen mostrar cierta rebeldía cuando se aburren en clase o cuando no se atienden correctamente sus inquietudes intelectuales. Las chicas, sin embargo, pueden pasar inadvertidas, pues tienden a no querer llamar la atención.

«La Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre para la mejora de la calidad educativa, establece que les corresponde a las administraciones educativas adoptar las medidas necesarias para identificar al alumnado con altas capacidades intelectuales y valorar de forma temprana sus necesidades. Asimismo, les corresponde adoptar planes de actuación y programas de enriquecimiento curricular adecuados a dichas necesidades, que permitan al alumnado desarrollar al máximo sus capacidades. Uno de los objetivos esenciales del sistema educativo es conseguir la máxima y mejor integración del alumnado, adoptando una configuración flexible que incorpore e integre las diferencias individuales de aptitudes, necesidades, intereses y ritmos de maduración de las personas para no renunciar al logro de resultados de calidad para todos. El alumnado con altas capacidades intelectuales precisa una respuesta adecuada para el desarrollo pleno y equilibrado de sus capacidades y su personalidad».

Así se presenta el Programa de Alta Capacidad Intelectual en la página web de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. La consejería, por lo tanto, admite: «El alumnado con altas capacidades intelectuales precisa una respuesta adecuada para el desarrollo pleno y equilibrado de sus capacidades y su personalidad.» Sin embargo, no es fácil identificar a un alumno con altas capacidades (como hemos dicho, es incluso más difícil identificar a una alumna) y, una vez, identificados, no es fácil adoptar planes de actuación que permitan al alumnado desarrollar al máximo sus capacidades.

Los Gil de Mingo tuvieron que acudir a un centro especializado privado para descubrir que sus tres hijos eran alumnos de altas capacidades. En este tipo de centros, los niños deben realizar una serie de tests y demostrar que tienen un coeficiente intelectual alto. Esos tests miden varios parámetros (numérico, lingüístico, espacial, artístico…). Hay que entender que esos tests suelen ser largos y que un mismo niño puede obtener distintos resultados dependiendo del día que tengan. En la mayoría de las comunidades autónomas, los alumnos son identificados con altas capacidades a partir de un 120 de coeficiente intelectual (la mayoría de la población se sitúa entre el 80 y el 120). Sin embargo, en la Comunidad de Madrid, los alumnos son identificados con altas capacidades a partir de un 130 de coeficiente intelectual. Así pues, el niño que realiza el test debe obtener una media de 130 o más para ser identificado con altas capacidades.

La mayoría de las familias, como hemos dicho, hacen un recorrido similar al de los Gil de Mingo: su hijo tiene problemas en la escuela y acuden a un centro especializado privado donde su hijo es identificado con altas capacidades. Los informes de los centros privados, sin embargo, no son reconocidos por la Consejería de Educación para que el alumno pase a formar parte de los alumnos con altas capacidades. El niño deberá realizar un test conducido por la Consejería de Educación. Para ello, si las personas responsables de la escuela no lo han considerado previamente, los padres deberán llevar los informes privados al colegio de sus hijos para que se haga una solicitud oficial con el fin de que sus hijos hagan los tests oficiales. Recordemos que son tests largos que miden varios parámetros y que un mismo niño puede obtener distintos resultados según el día que tenga.

Arela, Adriel y Arón obtuvieron una media superior a los 130 en los tests privados y en los tests de la Comunidad de Madrid. Alba me cuenta que ellos ya sospechaban que sus hijos podían tener altas capacidades, pero el hecho de que unos profesionales lo corroborasen les ayudó muchísimo. Ya sabían a qué atenerse ya que las personas de altas capacidades se caracterizan por tener una forma diferente de ser y de comprender el mundo. Pero, no olvidemos que esos números son orientativos. ¿Será muy diferente un alumno con 129 de coeficiente intelectual en comparación con otro que tenga 130? ¿Deberíamos tratarlos de forma diferente?

Recordemos que, una vez identificados, la Consejería de Educación «debe adoptar planes de actuación y programas de enriquecimiento curricular adecuados, que permitan al alumnado desarrollar al máximo sus capacidades». Sin embargo, los maestros y los profesores ni están preparados para atender las necesidades específicas de estos alumnos ni pueden dedicarse a esos estudiantes dentro de un grupo de más de veinticinco niños. Arela recuerda con cariño a su maestro de primero de Primaria. También él había sido de altas capacidades y supo verlas en Arela. Ella agradecía las actividades específicas que preparaba su maestro. De hecho, durante nuestro encuentro, los tres hermanos tuvieron palabras de agradecimiento para los maestros que hasta ahora se han tomado el tiempo de atender sus necesidades específicas. Sin embargo, no ha sido esa la tónica general. Los Gil de Mingo han pasado por escuelas públicas y escuelas concertadas de Valdemoro, por una escuela de Aranjuez y han acabado en el colegio Mirasur de Pinto. Allí parecen haber encontrado lo que necesitaban. Pero el camino no ha sido fácil. Y no podemos pasar por alto el coste que implica llevar a tres hijos a una escuela privada. Los gastos en la formación de los tres hermanos no se acaban ahí y las ayudas que recibe la familia por tener tres hijos de altas capacidades son exiguas.

Pedro Fernández Sánchez me recibió en su despacho de la calle Gran Vía, en Madrid. Pedro es psicólogo y dirige el centro de psicología Mirabilia. Pedro trabaja para la Asociación Española de Superdotados y con Talento (AEST) para niños, adolescentes y adultos. Cuando llegué al despacho, Pedro salía de un taller de creatividad organizado para niños. Del aula salieron no más de diez niños y había sido coordinado por dos adultos. Los padres esperaban fuera. La atención con los padres y con los niños era altamente personalizada. El aula, a pesar de ser pequeña, no podía estar más desordenada. Pasamos a su despacho. Me explicó que AEST fue fundada en 1992 para dar servicio a los superdotados y a sus familias. AEST organiza actividades de ámbito científico, de ámbito creativo y de ámbito relacional y emocional. Pedro se ocupa de organizar algunos de los talleres de ámbito creativo y de ámbito relacional y emocional. Uno de esos talleres se ocupa de la prevención del acoso escolar, una situación frecuente para niños con altas capacidades. Pedro también trabaja con adolescentes, adultos, padres y madres de hijos con altas capacidades dándoles recursos para entender a sus hijos y para lidiar con su entorno.

Los talleres de AEST son, pues, un buen lugar de encuentro para niños con altas capacidades y para sus familias. Recuerdo lo que Alba de Mingo me contó sobre el primer día que se juntaron con otras familias de niños con altas capacidades. Uno de sus hijos rara vez se relacionaba con los demás niños en el parque. Sin embargo, aquel día, le bastaron diez minutos para romper sus barreras de desconfianza y se pasó todo el encuentro corriendo de un lado para otro con sus nuevos amigos. Pedro Fernández Sánchez me cuenta que ese tipo de situaciones se repiten con frecuencia. Al mismo tiempo, me advierte de que es muy fácil formar estereotipos desde fuera y creer que todos los niños de altas capacidades son iguales. Todo lo contrario. No podría haber más variedad de personalidades, actitudes y rendimientos. Dentro de un grupo de personas con altas capacidades podemos encontrar aquellos de alto rendimiento escolar y laboral, pero también podemos encontrarnos con otros con un rendimiento bajísimo.

Rafael y Alba me hablan de sus hijos: y los tres, Arela, Adriel y Arón comparten muchas de las características comunes a niños con altas capacidades: los tres son muy inteligentes, los tres tienen una memoria prodigiosa y los tres tienen una curiosidad a veces extenuante. Son muy creativos y tienen una imaginación desbordante. Arela, Adriel y Arón viven la vida y se enfrentan a su realidad cotidiana de manera muy intensa. Un mismo día puede ser el mejor y el peor día de su vida y todo puede cambiar en cuestión de segundos. Son muy sensibles. Les afectan mucho las críticas y las conductas de su entorno, que muchas veces no alcanzan a entender. Tienen en muchos aspectos la madurez de niños que les superan en edad y eso convierte en conflicto actitudes de sus compañeros que se comportan conforme a la edad que tienen. Son tremendamente literales. Todos tienen un gran sentido de la justicia y de la amistad, se toman como desplantes y traiciones lo que no dejan de ser actitudes normales en niños de su edad.

Pero cada uno de los tres tiene características muy personales. Arela es la más responsable de los tres. Desde muy pequeña, sorprendía con su capacidad de concentración y su responsabilidad en el colegio y en casa. En Infantil, con tan solo cuatro años, podía quedarse sentada leyendo y escribiendo durante gran cantidad de tiempo. Ha comenzado primero de la ESO un año antes de su edad. Le encanta bailar y debatir: hace danza española en Valdemoro y forma parte del club de debate del colegio. Participa también en el servicio de mediación. Allí, ayuda a sus compañeros a resolver conflictos sin la intervención directa de adultos. Está muy concienciada con la crisis climática y pertenece al movimiento de Fridays for Future. Acude a manifestaciones y sentadas, y siempre está pensando en cómo podemos reducir o reutilizar lo que consumimos y cómo ahorrar agua o energía. Le gustaría ser profesora y ya piensa en trabajar por varios países europeos y formarse en los mejores sistemas educativos del mundo.

Adriel cursa cuarto de Primaria, estando flexibilizado de forma parcial, lo que significa que ya cursa varias asignaturas en un curso superior al suyo. Según los últimos informes del Servicio de Orientación y Mediación de la Comunidad de Madrid, parece que el próximo año pasará directamente a sexto. Tiene una gran inteligencia social, es capaz de liderar grupos con facilidad y adaptarse a grupos diversos. Le encanta conocer el funcionamiento de las cosas, puede pasarse horas aprendiendo el funcionamiento de cualquier invento. Cuando sea más mayor, le gustaría ser ingeniero porque le encanta la robótica y las aplicaciones prácticas de las nuevas tecnologías. Toca la guitarra de maravilla. Hace un par de años, participó en un concierto de fin de curso en su academia de música en Valdemoro y, como nadie le dijo que no podía hacerlo, en lugar de tocar una pieza clásica como el resto de sus compañeros, decidió componer, con tan sólo siete años, su propia composición y tocarla en el teatro. Es un niño tremendamente sensible y tiene un corazón que no le cabe en el pecho. A veces le cuesta lidiar con la frustración, especialmente cuando no resuelve algún problema o se queda con la incertidumbre de aprender cómo funciona algo. Es el más movido de los tres, necesita estar haciendo cosas constantemente, tiene una gran habilidad haciendo origami o jugando a deportes de raqueta como el pádel y se le dan especialmente bien la programación y las matemáticas. El mes pasado participó en un concurso matemático y quedó, junto a sus compañeros, en el segundo puesto de la categoría de quinto y sexto de Primaria, cuando actualmente él cursa cuarto.

Arón, el más joven, estudia tercero de Primaria, salvo la asignatura de matemáticas, que la cursa con sus compañeros de cuarto. Según los últimos informes, es muy posible que también pase directamente a quinto el curso que viene. Es el más creativo de los tres. Tiene una forma de ver la vida muy especial. Está muy conectado a la naturaleza. Desde muy pequeño, le ha apasionado inventar mundos alternativos y crear aventuras y cuentos que transmitir a los demás. Era tan impresionante que Alba, su madre, llegó a plasmar en varios relatos el mundo mágico que Arón había creado. Lleva un cuaderno de campo con todas las plantas, bichos y animales con los que se encuentra. Le encanta estudiar y aprender cosas sobre ellos. De mayor, baraja ser guardabosques e investigador, viviendo en el campo para poder estudiar a los animales en su hábitat. Su animal favorito es el panda rojo. Le apasiona hacer experimentos y descubrir los secretos de la química. Tiene carácter, no se deja llevar fácilmente. Se puede enfrentar a cualquier persona por lo que él considera que viola sus principios. No entiende por qué no cuidamos nuestro planeta y muchas veces habla de lo poco inteligentes que son los humanos al destruir su entorno y matar a los animales que lo componen. Tiene su propio huerto en casa y su propia compostera plenamente operativa para conseguir el abono para sus plantas. No puede con las injusticias, puede discutir y argumentar hasta la extenuación para defender sus ideas y convicciones. A veces parece que su atención es difusa, y en cambio está atento a todo lo que ocurre a su alrededor. Está muy interesado en las artes. Ahora está pidiendo hacer escultura.

Tanto Alba como Rafael están muy comprometidos con la educación y formación de sus hijos. Los padres pertenecen a la Rebel Legion Spain y los niños a la Galactic Academy. Muchos fines de semana se enfundan sus trajes de jedis para visitar enfermos en hospitales (una de sus últimas misiones fue visitar las habitaciones del Infanta Elena en Valdemoro) o para recaudar fondos para distintas organizaciones y entidades con fines sociales. Los cinco disfrutan un montón las escape rooms, especialmente aquellas en las que la muerte, un concepto que les afecta mucho, no forma parte fundamental de la trama. Alba todavía se maravilla de la facilidad (siempre desde perspectivas y con enfoques distintos a los convencionales) con la que cada uno de sus hijos ha conseguido descubrir alguna de las pruebas más difíciles que se han encontrado en alguna de las escape rooms.

Los sábados por la mañana, gracias a una beca, los hermanos Gil de Mingo acuden a la sede de la Universidad San Pablo CEU en Alcorcón. Allí participan en el programa STEAM Talent Search. Este programa lleva desde 2010 preparando y promocionando la excelencia en matemáticas, neurociencia, robótica, ingeniería del software, ingeniería informática y ciencias computacionales. El programa STEAM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) está coordinado por Osvaldo Carrilho y Ana Ruiz Manahan. Ambos me recibieron en la universidad en uno de esos sábados en los que acudían los chicos. Osvaldo Carrilho me comentó que STEAM había nacido tras observar los éxitos alcanzados por algunos países del este de Europa. Éxitos basados en el trabajo y la especialización desde que los niños eran bien jóvenes. Osvaldo me dijo que STEAM era un buen lugar de encuentro para alumnos con altas capacidades, aunque él prefería el término inglés gifted kids (niños con un don). Pero STEAM es mucho más. Allí aceptan a todos los niños que muestran un alto interés por las matemáticas y las nuevas tecnologías, estén identificados o no con altas capacidades. Cualquier niño puede mejorar muchísimo si está interesado y practica desde pequeño. Osvaldo comparaba los programas de STEAM con las escuelas de fútbol. Por un lado está la genética. Por otro lado, el interés, el trabajo y la práctica.

Curiosamente, la ciudad de Normal, en Illinois, recibió su nombre porque albergaba la Illinois State Normal University, que equivalía a la Facultad de Magisterio de dicha universidad. A mediados del siglo XIX, en los Estados Unidos, las escuelas de magisterio se llamaban en inglés normal schools (escuelas normales), un concepto nacido en Francia y que reflejaba el espíritu de la época: las escuelas servían para inculcar una serie de normas en los estudiantes. Una vez los estudiantes asimilaran esas normas, ya serían niños normales. Me da la sensación de que, para bien o para mal, esos tiempos han cambiado. Los maestros y profesores deben recibir la formación necesaria para poder atender las diversas inquietudes y capacidades de cada uno de sus alumnos. El sistema educativo debe contemplar las fórmulas adecuadas para ayudar a que todos los estudiantes desarrollen su máximo potencial. La sociedad entera debe, como me sugirió el psicólogo Pedro Fernández Sánchez, observar con una nueva frescura las aportaciones a la sociedad de las personas con altas capacidades.

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La educación bilingüe en Valdemoro

Los españoles miramos con envidia a los países del norte de Europa debido a la facilidad que muestran con las lenguas extranjeras. En el mundo global y competitivo en el que nos ha tocado vivir, hablar varios idiomas y dominar el inglés permite a los habitantes de Holanda, Dinamarca y Suecia (por poner algunos ejemplos) comenzar en una posición aventajada a la hora de conseguir un trabajo bien remunerado. Es por eso que, como sociedad, los españoles llevamos varias décadas haciendo grandes esfuerzos para aprender el idioma de Shakespeare. Hablar bien inglés se ha convertido en un requisito imprescindible a la hora de presentarse a muchísimas entrevistas de trabajo. Las Escuelas Oficiales de Idiomas y las numerosas academias de inglés que han ido abriendo en cada barrio de nuestras ciudades se han ocupado de la enseñanza de los idiomas extranjeros.

Muchos treintañeros y un gran número de españoles entrados en los cuarenta se han dado cuenta de un par de verdades bastante descorazonadoras: la primera es que, a pesar de lo que prometían en su momento muchos métodos innovadores, una lengua extranjera no se aprende en quince días. Tampoco en tres meses. Si alguien quiere aprender un idioma extranjero le debe dedicar un buen número de años. Normalmente, tantos años como para aprender a tocar bien un instrumento de música. La segunda desilusión que se han llevado muchos españoles es que no solo hay que estudiar inglés durante muchos años, sino que hay que estudiarlo siguiendo la metodología correcta. El inglés comenzó a sustituir al francés de forma generalizada en todas las escuelas públicas españolas a comienzos de los años ochenta. Toda esa generación de españoles ha estudiado inglés durante toda su vida y, desgraciadamente, debido a la metodología utilizada, no han aprendido inglés. Cada curso que empezaban, los estudiantes repetían, una y otra vez, el verbo to be, un montón de gramática y largas listas de palabras descontextualizadas.

No hay milagros

Queda claro, entonces, que el aprendizaje de un idioma lleva tiempo. Si queremos aprender bien una lengua, debemos estudiarla durante muchos años y, durante ese tiempo, debemos estar expuestos a esa lengua durante varias horas diarias de una forma natural (así adquirimos nuestra propia lengua madre). Un niño de cinco años todavía no ha recibido una instrucción lingüística formal y, sin embargo, ya ha adquirido una buena parte de su primera lengua. Lo ha hecho estando expuesto a esa lengua a través de juegos, canciones y de experiencias vitales en ese idioma. Un niño de cinco años ha adquirido gran parte de su primera lengua practicándola un día tras otro y recibiendo conocimientos en ese idioma. Esa es, también, la mejor forma de adquirir una segunda lengua.

¿Cómo podríamos conseguir, entonces, que las nuevas generaciones crezcan bilingües? Deberemos establecer un sistema de enseñanza en el que los estudiantes estén expuestos a una segunda lengua durante un buen número de horas al día a lo largo de todos sus años escolares. ¿Cuántas horas al día? El modelo 90-10 de inmersión dual, que ha obtenido los mejores resultados, propone que, en primero de primaria, los estudiantes reciban el 90% de las clases en inglés y el 10% en español; en segundo de primaria, el 80% en inglés y el 20% en español; en tercero, 70% en inglés y 30% en español; en cuarto, 60% en inglés y 40% en español; por último, a partir de quinto de primaria y hasta terminar bachillerato, 50% en cada idioma. Obviamente, para llevar a cabo este modelo, los maestros necesitan una alta preparación y la misma motivación que un niño en la puerta del parque Warner. A veces, la comunidad todavía no está preparada para el 90-10 y se opta por un  modelo 50-50, en el que los estudiantes reciben el 50% de la instrucción en cada uno de los idiomas. Aunque el requisito que exige la Comunidad de Madrid para que una escuela sea bilingüe es que ofrezcan, al menos el 30% de la instrucción en inglés, en la práctica, la mayoría de los centros bilingües ofrecen un modelo cercano al 50-50.

La oferta bilingüe en Valdemoro

En el curso académico 2004-2005, la Comunidad de Madrid comenzó el Programa de Educación Bilingüe. Dos escuelas públicas de Valdemoro se apuntaron enseguida al programa como centros bilingües: el CEIP (Colegio de Educación Infantil y Primaria) Doña Leonor del Álamo y el CEIP Nuestra Señora del Rosario. En 2014, el CEIP Diego Muñoz Torrero se convirtió, también, en un colegio bilingüe y este junio se gradúa la primera promoción de esta escuela. Valdemoro cuenta, también, con un instituto bilingüe de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato: el IES Neil Armstrong. Dentro de la educación pública, la localidad cuenta con diez escuelas de primaria y cinco institutos. Esto supone que un 30% de las escuelas públicas de primaria y un 20% de los institutos públicos pertenecen al Programa de Educación Bilingüe. Según los datos ofrecidos por la Comunidad de Madrid en su página web, durante el curso 2017-18, el 46% de las escuelas públicas de primaria y el 51% de los institutos públicos de la Comunidad pertenecían al Programa de Educación Bilingüe.

Además de estos centros, varias escuelas concertadas de nuestro municipio ofrecen programas de enriquecimiento bilingüe. Las presentamos aquí brevemente en el orden en el que recibimos la información que les solicitamos. El colegio Valle del Miro ofrece el programa bilingüe Jolly Phonics desde educación infantil y durante el inicio de primaria. En educación primaria, el colegio Valle del Miro forma parte, también, de la red de centros bilingües de la Comunidad de Madrid. Eso supone cuatro horas semanales de lengua inglesa y cuatro horas de ciencias sociales y naturales a la semana en inglés. Durante la ESO, tienen un programa bicultural que amplía el número semanal de horas en inglés y los contenidos culturales. Desde hace diez años, tienen, además, un programa de intercambio con institutos alemanes. En bachillerato, ofrecen un programa dual que permite obtener el título de bachillerato español y el diploma estadounidense de High School. Sus alumnos de FP pueden realizar sus prácticas en un país europeo gracias a las becas de Erasmus+ de la Comisión Europea y del SEPIE (Servicio Español Para la Internacionalización de la Educación). El colegio Nobelis propone el proyecto Nobenglish. La idea es aumentar progresivamente la exposición al inglés de los estudiantes, comenzando desde los dos años de edad. Cuando llegan a primaria, además de la asignatura de Inglés, reciben la instrucción de la clase de Arte en inglés. Desde quinto de primaria y en secundaria, realizan diversas inmersiones lingüísticas en Reino Unido y en Irlanda, bien durante el curso escolar, bien en verano. El colegio Hélicon tiene un programa bicultural. Esta escuela está adscrita a un programa bilingüe, certificado por Eduqatia y la Universidad de San Diego, que se llama Bilingual Excellent School (BES). Cuentan con nueve auxiliares de conversación que apoyan el trabajo de los profesores de idiomas. De cara al curso 2019-2020, Hélicon quiere ofrecer el Bachillerato Dual con el que los alumnos podrán obtener la doble titulación, española y estadounidense.

Para aquellos adultos de Valdemoro que desean aprender inglés y otros idiomas extranjeros, recomendamos la oferta pública en la Escuela Oficial de Idiomas. Los mayores de 14 años pueden comenzar sus estudios de francés y de alemán y los mayores de 16 años pueden comenzar sus estudios de inglés. Los estudiantes pueden empezar desde un nivel cero (A2.1) o hacer una prueba de clasificación e iniciar sus estudios desde el nivel que demuestren en dicha prueba. Los estudios de la Escuela Oficial de Idiomas terminan en el nivel C2, que supone tener un dominio académico del idioma extranjero y que permite cursar estudios universitarios en dicho idioma. Los interesados en matricularse en la Escuela Oficial de Idiomas normalmente pueden formalizar la preinscripción durante los meses de mayo, junio, julio y septiembre. La Escuela Oficial de Idiomas ofrece viajes culturales a sus estudiantes (este curso académico, a Dublín y a Basilea). Además, propone una oferta cultural gratuita en los diversos idiomas para toda la comunidad educativa.

Mitos y leyendas sobre la educación bilingüe

«Saber o no saber inglés», «tener el aprendizaje del inglés como asignatura pendiente en nuestras vidas» o «llevar o no llevar a nuestros hijos a una escuela bilingüe» son temas de conversación bastante habituales en nuestras vidas. Es normal, por lo tanto, que haya una serie de mitos y leyendas que se oyen con frecuencia. Hablaremos de algunas de ellas:

  1. «Tengo un vecino que no ha ido a una escuela bilingüe y habla inglés mejor que los estudiantes que van a este tipo de centros escolares». ¿De qué se quieren convencer las personas que comparten este argumento? Déjenme llevarlo al terreno del deporte: a lo largo de los diez años que viví en los Estados Unidos, conocí a una persona que jugaba al baloncesto mejor que algunos jugadores de la NBA. ¿Es eso posible? Claro que sí. Sin embargo, no estamos hablando de excepciones. Estamos hablando de un grupo numeroso de estudiantes. De la misma forma que lo más fácil es encontrar a los mejores jugadores de baloncesto jugando en la NBA, será también mucho más fácil encontrar al mayor número de estudiantes con un nivel decente de inglés dentro de una escuela bilingüe. Estamos hablando de que hasta los alumnos con el nivel más bajo de inglés dentro de una escuela bilingüe, a lo largo de los cursos, habrán adquirido una serie de destrezas y conocimientos en el idioma extranjero que les permitirán defenderse mucho mejor que los alumnos con el nivel más bajo de inglés en una escuela que no sea bilingüe.
  2. «Estudiar Ciencias Naturales y Sociales en inglés supone sacrificar muchos contenidos curriculares». Una vez más, se trata de una leyenda urbana que, tristemente, se difunde en nuestra comunidad. Según la legislación vigente, los contenidos curriculares de todas las asignaturas son los mismos para las escuelas bilingües y para las escuelas no bilingües. Estudiar contenidos como los de Ciencias Naturales y Sociales en inglés solo nos reporta grandes beneficios. En primer lugar, si el maestro está bien preparado en la enseñanza de contenidos en inglés, se las ingeniará para enseñar todos los contenidos. Las metodologías utilizadas para la enseñanza del contenido en inglés suponen mayor repetición de los contenidos a través de estrategias diferentes para asegurarse de que todos los estudiantes los entienden. Cuando utilizas diferentes estrategias para enseñar un mismo contenido llegas a un mayor número de estudiantes, pues cada uno de nosotros aprendemos de formas distintas. Los estudiantes que estudian todas sus asignaturas en español se exponen a una monotonía lingüística que, en muchas ocasiones, supone que el estudiante desconecte más fácilmente de la clase. Un estudiante de un centro bilingüe va cambiando idioma dependiendo de la asignatura. Eso activa diferentes partes del cerebro que estimulan la atención ante los cambios de código. Ambos hemisferios del cerebro se mantienen en activo con más facilidad. El aprender unos contenidos en un idioma que no es nuestra lengua madre exige que el estudiante desarrolle mucho más su sentido de la deducción. Los estudiantes de las escuelas bilingües son mucho más imaginativos, pues su cerebro debe estar funcionando en todo momento de la clase. Un cerebro más deductivo y más imaginativo expuesto a comparar lo que sabe en su propio idioma con lo que recibe en el segundo idioma expande su pensamiento crítico de manera exponencial, algo fundamental para el desarrollo cognitivo que se produce, en su mayor parte, hasta los dieciséis años.
  3. «En las escuelas bilingües, los estudiantes aprenden vocabulario en inglés y luego son examinados en español para acceder a la universidad». Eso es cierto. Pero, volvamos al desarrollo cognitivo. Cuando ese desarrollo cognitivo llega a altos niveles durante el bachillerato, todos los estudiantes bilingües que estudiaron contenidos en inglés hacen las conexiones cerebrales necesarias y acaban sabiendo estos contenidos en ambos idiomas. Recordemos que el 70% del vocabulario inglés viene del latín. Gran parte del vocabulario científico es muy similar en muchos idiomas y tiene sus orígenes en el griego clásico y en el latín. Eso permite que los estudiantes hagan las conexiones y transferencias necesarias de una lengua a otra. En muchas ocasiones, en inglés se utiliza una palabra culta que tiene similitudes con otra palabra culta española que no utilizamos en nuestra vida diaria. Eso permite no solo que los estudiantes conozcan el vocabulario en ambos idiomas, sino que, además, su léxico en español es, por lo general, mucho más rico que el de los estudiantes no bilingües.

Las grandes ventajas del bilingüismo

España, una de las quince economías más importantes del mundo, tiene la necesidad de educar a ciudadanos competitivos que hablen dos o más idiomas para poder competir en un mercado laboral cada vez más internacionalizado. Como hemos indicado al comienzo de este artículo, la sociedad española en su totalidad (desde el gobierno hasta las familias) ha aceptado el reto que nos plantea el siglo XXI.

Pero ser bilingüe tiene muchas más ventajas que no podemos olvidar. A corto plazo, el estudio de las lenguas nos expone a culturas ajenas a las nuestras. Los estudiantes aprenden a apreciar las costumbres de otros pueblos y desarrollan mayor empatía hacia los demás. Esta apreciación de la geografía, historia y cultura de otras naciones aumenta cuando los estudiantes de estos programas bilingües deben viajar al extranjero desde muy jóvenes para mejorar el aprendizaje de la lengua extranjera. El CEIP Doña Leonor del Álamo organiza viajes frecuentes a Inglaterra; los estudiantes del IES Neil Armstrong tienen la oportunidad de viajar a Hastings, al sur de Londres. Nuestros jóvenes serán, así, gente de mundo. A más largo plazo, las personas bilingües son bien vistas y reconocidas socialmente. Y, a mayor plazo todavía, está demostrado científicamente que, en las personas propensas a sufrir alzhéimer, el bilingüismo retrasa sus síntomas hasta cinco años.

Retos de la educación bilingüe

España entera se ha volcado en la educación bilingüe. Eso no significa que el camino sea fácil. El mayor sacrificio lo deben hacer los padres y el personal docente de las escuelas. Por un lado, muchos padres que no saben inglés se ven impotentes a la hora de poder ayudar a sus hijos con los deberes de la escuela. Eso debería ayudar a replantearnos cuántas y qué tareas deberían mandarse para casa. Cuando algún estudiante se encuentra con graves dificultades de aprendizaje y está en una escuela bilingüe, los padres pueden sentirse también indefensos. En un municipio como Valdemoro, no es tan fácil cambiarse de centro una vez comenzados los estudios y, si a un estudiante le toca en una escuela bilingüe a la hora de la escolarización, deberá concienciarse de que ese es su camino. Sin embargo, en la práctica, pocos son los estudiantes de las escuelas bilingües valdemoreñas que solicitan cambiarse de escuela por la mera razón de que su centro sea bilingüe. Y, en estos momentos, tal vez por razones académicas, tal vez por cómo está distribuida la población en Valdemoro, la escuela primaria con más listas de espera es un centro público bilingüe.

Los maestros y profesores han sido otro de los sectores sociales que más sacrificio han debido hacer. Si quieren obtener el certificado bilingüe de la Comunidad de Madrid que permite conseguir una plaza para enseñar una materia en inglés deben profundizar en sus estudios de inglés mientras siguen trabajando y preparándose para enseñar sus clases. Muchos docentes más cercanos a la jubilación se encuentran ante una empresa realmente difícil y es ahí donde deben demostrar la eterna juventud del docente.

Este septiembre, los programas de Educación Bilingüe de la Comunidad de Madrid en Valdemoro cumplen quince años. Algunos de los estudiantes que comenzaron en estos programas a los seis años están ya en la universidad y los datos académicos que recibimos sobre ellos son muy positivos. Sin embargo, los programas no son perfectos y deberíamos aprender de su andadura. Deberíamos comenzar a escuchar a los equipos directivos, a los docentes, a los estudiantes y a los padres que han pasado por los programas, que ya están consolidados, para comenzar a mejorarlos. Se deberán crear mejores protocolos a la hora de ayudar a los estudiantes que se encuentran en escuelas bilingües y necesitan adaptaciones curriculares. Es hora también de que las escuelas públicas bilingües comiencen a divulgar los logros obtenidos sin complejos. Para garantizar la continuidad y la mejora de cualquier programa es muy importante que los que creemos en él lo defendamos públicamente. Propaguemos sus maravillas. La generación de nuestros hijos se desenvolverá en inglés infinitamente mejor que la nuestra. Si seguimos trabajando, no tendremos nada que envidiar de los holandeses, daneses o suecos, por poner algunos ejemplos.

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Enero

Gracias a enero, noviembre no es el único mes del año que empieza por «n». Enero debe su nombre al dios romano Jano (del latín iānuārius, pasó al latín vulgar jānuāirō y se convirtió en janero en el español medieval). Jano es el dios de las puertas, los comienzos, los portales, las transiciones y los finales. Por eso, lo eligieron para dar nombre al primer mes del año. En España, enero es el mes de la cuesta. Una cuesta arriba que, a veces, se hace eterna por los excesos de la navidad. Y, hasta hace unos años, enero era el mes de las rebajas. Pero ahora hay rebajas durante todo el año camufladas tras una excusa u otra. En enero, muchos dan el pistoletazo a su particular operación bikini. El atolón Bikini consta de 36 islas y es uno de los atolones que conforman las islas Marshall. Los habitantes de Bikini nunca llevaron bikinis. El atolón Bikini se hizo famoso en el mundo en 1946, cuando el gobierno de los Estados Unidos decidió probar una de sus primeras bombas nucleares en esa zona del mundo. Entonces vivían allí 167 personas y fueron evacuadas voluntariamente a otra isla vecina. Les hicieron pensar que podrían volver poco después de la explosión. Volvieron en 1970, pero pronto los científicos estadounidenses les dijeron que la alta radiación acabaría con ellos si se quedaban allí. En 1946, cinco días después de la explosión nuclear en el atolón Bikini, el francés Louis Réard lanzó un nuevo diseño de traje de baño femenino con el mismo nombre que el atolón. El atolón Bikini fue avistado por primera vez en septiembre de 1529. Septiembre, no enero. Lo que fue avistado por primera vez en enero fue Río de Janeiro y, de ahí, su nombre (Bahía de enero en español). Enero, el mes dedicado a Jano. El dios Jano es representado con dos caras mirando a ambos lados de su perfil. Los romanos creían que Jano había inventado el dinero, la navegación y la agricultura. También, según ellos, aseguraba buenos finales. Pero, en el caso de esta entrada de blog, ha fracasado estrepitosamente.

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El oeste americano del valle del Río Puerco

      Muchos de nosotros tuvimos la suerte de crecer con las películas del Oeste americano, un territorio mitológico que, de niños, muy pocos habrían sabido señalar con precisión en los mapas y que, de más creciditos, tendríamos que encontrar siguiendo las referencias geográficas que vinieran a nuestra memoria. Las dos razones por las que no es tan fácil situar ese Oeste americano con facilidad están ciertamente conectadas: por un lado, el Oeste americano estuvo ligado con frecuencia al concepto de frontera y, por lo tanto, fue o es un territorio portátil muy amplio que empezó estando a unas millas al oeste de Jamestowne, en el estado de Virginia, y que fue trasladándose hacia el noroeste, hacia el oeste y hacia el suroeste de forma progresiva; por otro lado, el Oeste americano, más que un territorio, sería un concepto, un mundo mitológico, como hemos mencionado, que dio paso a la creación del imperio mundial que, de alguna forma, gobierna el mundo en el que hoy vivimos. Una teoría plausible señalaría la costa de California como el final de ese Oeste americano; otra, no menos acertada, extendería ese oeste hacia Alaska, Hawaii, la Polinesia entera, Tierra de Fuego, Japón, casi toda Asia, para llegar a Europa y alcanzar, de nuevo a nuestro entrañable pueblecito de Jamestowne por el Atlántico. Todo para dar la vuelta al mundo en ochenta transacciones bursátiles.

     Todos esos oestes americanos mencionados serían igual de válidos pero, si queremos encontrar la cumbre del Olimpo, necesitamos no sólo unos actores/personajes tipo/dioses a los que podamos identificar en todo momento, sino también unos paisajes a los que nuestra memoria pueda invocar con facilidad y unas circunstancias en las que podamos justificar como hazañas cada uno de nuestros tiroteos. Entonces, sólo entonces, el dedo de un viajero curtido se dirigirá sin dilación al territorio comprendido entre el río Grande y el río Pecos, en el estado de Nuevo México, para señalar su ubicación. Ahí es donde la literatura se ha recreado más a la hora de contarnos el Oeste americano. Muy posiblemente, como rezaba el cartel de introducción de la exposición histórica The Frontier Experience: New Mexico 1598-1900 (La experiencia de la Frontera: Nuevo México 1598-1900),  porque ese territorio haya sido el que durante más tiempo fue (o ha sido) parte de la frontera:

     La ‘frontera’ ha sido considerada durante mucho tiempo como un factor importante para la creación de los ideales y actitudes estadounidenses. Nuevo México es único entre el resto de los estados porque tiene una herencia de la frontera que duró más de 300 años. De hecho, ningún lugar en Norte América experimentó este proceso durante tanto tiempo. La mayoría de los territorios fueron frontera durante sólo los primeros años de sus existencias y entonces la frontera se trasladó más al oeste o más al norte.[1]

    Muy posiblemente, también, porque fue ese territorio sobre el que más artículos escribieron los periódicos de Nueva York a finales del siglo XIX para mantener el creciente interés de unos lectores que tal vez añorasen, desde la comodidad de sus ciudades, un pasado reciente en el que sus territorios habían sido Oeste americano; muy posiblemente, porque, desde muy temprano, Hollywood se encariñó de esos paisajes del suroeste de los Estados Unidos para filmar sus películas.

     En España, en todas esas películas del Oeste americano, todos los personajes hablaban en español. Luego descubrimos que no, que en realidad nosotros los oíamos en español gracias a la magia del doblaje de las películas pero que, en realidad, todos los personajes hablaban en inglés. El Oeste americano que supone el mito del nacimiento de los Estados Unidos se escribió primero en inglés y se filmó, pocos años después, en inglés. Sin embargo, si echamos un vistazo al Censo de Estados Unidos de 1890, observamos: “En Nuevo México casi dos tercios, el 65,11%, y en Arizona casi tres décimas partes, el 28,23%, de la población mayor de 9 años no sabía hablar inglés[2]”. Desafortunadamente, el censo no ofrece datos exactos de las personas de estos dos estados cuya lengua madre era el español pero, teniendo en cuenta la cifra del 65,11%, podemos imaginar que el número de niños menores de 10 años que no hablaban inglés o el número de habitantes mayores de 9 años que hablaba inglés pero cuya primera lengua era el español eran bastante elevados. Así pues, tenemos que pensar que el Oeste americano se escribió en inglés desde la costa este de los Estados Unidos y se filmó en inglés desde la costa oeste. Sin embargo, es más fácil que el Oeste americano se hubiera hablado en español y que los propios habitantes de ese Oeste americano hubieran escrito los sucesos de la zona en sus periódicos en español. No obstante, en 1889, posiblemente el momento más álgido para la prensa en español en Nuevo México, había 65 periódicos publicados en español.[3]

      En España, por lo tanto, estas películas eran dobladas del inglés al español gracias a la deliciosa ironía que suponía el hecho de que los Estados Unidos hubieran elegido como cuna del mito de su nacimiento a un territorio en el que, durante el periodo en el que ese mito se llevaba a cabo, la aplastante mayoría de la población hablaba español. El fenómeno no era nuevo: El griego Eneas, protagonista indiscutible del mito de creación de Roma, habla en latín durante toda la Eneida. Podríamos alargar la ironía un poquito más: cuando Sergio Leone filmaba sus estupendos Spagetthi Westerns en España se llevaba consigo a dos o tres actores angloparlantes a los desiertos de Almería. Leone se hizo popular con unas películas llenas de silencios porque en ellas sólo hablaban tres o cuatro actores. El resto, actores extras españoles, aparecían silenciosos porque no hablaban bien el inglés y se dedicaban a rellenar los ataúdes que luego pagaba el personaje que interpretaba el bueno de Clint Eastwood.

     Tal vez fue mejor así. Tal vez Leone hizo bien en no dejar hablar en español en sus películas. Después de todo, el español que se hablaba entre el mítico río Grande y el río Pecos no era el mismo que se hablaba en Andalucía. El español que se hablaba en Nuevo México se había configurado como una variedad más del español, con su personalidad propia, con sus giros regionales y con unas soluciones adecuadas para defenderse en esos territorios lejanos. El español de Nuevo México (especialmente aquel hablado en los dos tercios norte de Nuevo México y en el valle de San Luis, al sur del estado de Colorado) pronto llamó la atención de lingüistas prestigiosos (Aurelio Macedonio Espinosa, Amado Alonso, Rubén Cobos, Manuel Alvar, Garland Bills, Neddy Vigil, entre otros). Pronto aparecieron también reputados folkloristas como Enrique Lamadrid, John Donald Robb o Jack Loeffler y Kathrine Loeffler.

    Muy cerquita de esa Mesopotamia del suroeste de los Estados Unidos, a unos pocos kilómetros al oeste nos encontramos con otro río, tal vez más discreto pero, no por ello, menos importante para nuestro texto. Estamos hablando del río Puerco, que nace al noroeste del estado, en los picos de San Pedro, en las montañas Nacimiento y, pasa cerca de Cuba (en Nuevo México, claro), deja al este el conspicuo pico de Cabezón y el cerro del Cochino, se le une el Arroyo Chico entre la mesa San Luis y la mesa Chiuato; pasa al oeste de la mesa Prieta para atravesar más tarde la reserva india de Laguna, donde se le une el río San José, y desembocar en el río Grande a unos 32 kilómetros al sur de Belén. Estamos hablando de 370 kilómetros de una cicatriz seca durante una buena parte del año por la que, cuando le toca, se desbocan las aguas de las lluvias y el deshielo.

      Poco después de crearse la reserva para los indios navajos, entre los años 1860 y 1870, se fundaron una serie de plazas a las orillas del río Puerco, todas al sur de Cuba, muy cerca del pico de Cabezón. Gente, en su mayoría procedente del valle del río Grande (Albuquerque, Bernalillo, Algodones), pero también de lugares más lejanos, como Antón Chico, Puerto de Luna o Pecos, buscaron mejorar su vida en esa pequeña comarca. Casi todos, con muy pocas excepciones, eran hispanos e hispanohablantes y llevaron consigo toda una riqueza folklórica que se había conservado y desarrollado en Nuevo México durante más de dos siglos. Poblaciones como San Luis, Cabezón, Guadalupe y Casa Salazar conformaron una pequeña comarca de poco más de 700 habitantes que desarrollaron sus vidas a lo largo de casi un siglo hasta que la zona fue abandonada para 1950. Las dos Guerras Mundiales, que reclutaron a los jóvenes de la zona, y la falta de apoyo gubernamental hacia los pequeños rancheros del valle del río Puerco hizo que la comarca fuera perdiendo población progresivamente a partir de 1910 y para 1950 todos su habitantes habían abandonado la zona.

     El valle del río Puerco es el Oeste americano que le tocó vivir a Nasario García y el Oeste americano que él decidió contar al mundo. El recóndito y maravilloso Oeste americano de Nasario García. Los personajes que nos cuentan ese Oeste a través de Nasario habrían vivido durante los mismos años y prácticamente en el mismo territorio que aparecían en los periódicos del este y, sin embargo, los relatos que nos ofrece Nasario están muy lejos de los duelos al sol. Son historias sencillas de familias que trabajaban duro en la tierra y criando animales para salir adelante, para aumentar progresivamente sus lotes de tierra. Son historias de accidentes laborales, de supersticiones, de anécdotas en el campo o en el baile, de fe y de dudas ante lo incierto.

    Nasario García no nació en esta comarca del valle del río Puerco. A su madre la convencieron para que fuera a Bernalillo a casa de su madre, la abuela materna de Nasario, para que naciera en un lugar más “civilizado”[4]. Sin embargo, Nasario se crió en Guadalupe (Ojo del Padre) y, como autor, académico y folklorista, se ha dedicado a recuperar la memoria de la comarca en gran parte de su obra. Si es verdad que el ser humano pasa su vida buscando e intentando recuperar su infancia, Nasario es, no cabe duda, un ser humano ejemplar.

     En 1987, publicó Recuerdos de los viejitos, su primer volumen dedicado al folklore del valle del Río Puerco y, desde entonces, le siguió Abuelitos, Tata, Comadres y Más Antes. Todos estos libros contienen la frase “Valle del río Puerco” en su título y todos  recopilan historias o anécdotas relatadas por los propios protagonistas. Nasario se dedicó a grabar y, después, transcribir casi literalmente todas esas historias contadas por habitantes del valle del río Puerco nacidos entre el 1872 y el 1927. Los dos primeros tienen más similitudes; el tercero se distingue porque son todas historias que le contó su padre; para el cuarto, sólo utilizó las historias que le contaron las mujeres; el quinto recopila dichos, adivinanzas, cuentos, corridos, cartas, entriegas (versos cantados o recitados para los novios en una boda), canciones y alabados.

     Con estos cinco volúmenes, Nasario demuestra que su mayor interés es escuchar antes de ser escuchado. Aún publica dos libros más con carácter recopilatorio, Brujas, Bultos, y Brasas y ¡Chistes! antes de destapar completamente su lado poético con Tiempos lejanos. En el primero de esta lista, Nasario cambió de valle para entrevistar a pobladores del valle del río Pecos y transcribir sus cuentos sobre brujas y magia. Tocará el mismo tema en un libro posterior, Brujerías, en el que amplia, una vez más su ámbito e incluye a todo el suroeste de los Estados Unidos. En el segundo recopiló chistes en español por el norte de Nuevo México y el sur de Colorado (aquí todavía encontramos alguno recogido en el valle del río Puerco). En el 2004 publica su primer poemario con Tiempos lejanos.

   Aún publica dos libros más relacionados con el folklore y la tradición nuevomexicanos: Old Las Vegas, en 2005, y Fe y tragedias, en el 2010. En el primero, la legendaria ciudad de Las Vegas (la ciudad de Nuevo México, no la famosa de Nevada) y el segundo trata el tema de la fe en el mundo rural nuevomexicano.

    En 2009 Nasario publica dos libros de ficción llenos de cuentos para niños y para adultos: El Arco Iris y otros cuentos y Ruido de Cadenas. En estos dos libros, el autor puede encontrar cuentos que Nasario escuchó en su infancia y cuentos inspirados en sus propias experiencias.

     Su último libro (de momento) fue publicado en 2010. Bolitas de Oro es un poemario exquisito, otro maravilloso homenaje a su infancia en Guadalupe, en el valle del río Puerco, un homenaje a las canicas, a las bolitas de oro, como ellos las llamaban. Y es con este libro, y con su vuelta al valle del río Puerco, con el que Nasario se universaliza. La amplitud del territorio cubierto y la progresión venían reflejadas en los títulos de sus libros: valle del río Puerco, Norte de Nuevo México y sur de Colorado, suroeste de los Estados Unidos…cualquier muchacho del mundo que haya jugado a las canicas, que haya llevado pantalones cortos y las rodillas llenas de costras encontrará poemas en este libro con los que sentirse identificado.

      Tres aspectos llaman la atención en los libros de Nasario: el primero es el hecho de que Nasario no renuncie al español en ninguna de sus obras puesto que la mayoría de los textos aparecen en español y en inglés; el segundo es el respeto y la admiración del autor por los mayores, por los viejitos, de su cultura; el tercero es su afán de no idealizar en exceso el mundo que intenta describirnos. En Abuelitos, hace una clara declaración de intenciones al respecto:

      Mientras reflexiono sobre mi infancia en Guadalupe y en el valle del Río Puerco, se mantienen en mi mente numerosos y placenteros recuerdos imborrables, pero, al mismo tiempo, sería injusto regocijarnos en ellos sin admitir que, en muchas ocasiones, la tristeza, la tragedia y la pobreza también convivían con los habitantes de la zona.  Si dejamos de lado a esa realidad corremos el riesgo de dar un toque excesivamente romántico y distorsionar una forma de vida muy real. Desafortunadamente, esta tendencia asoma de vez en cuando por los relatos sobre las comunidades rurales hispanas de Nuevo México, especialmente cuando los autores son forasteros que se quedan cautivados y, tal vez, perplejos ante Nuevo México, la Tierra Encantada. [5]

      Es refrescante descubrir que tras el Oeste americano de celuloide con el que muchos de nosotros nos criamos hubo otros oestes americanos. El oeste americano forjado en español y con folklore hispano tuvo la suerte de ser encontrado, escuchado, recopilado y transcrito por el nuevomexicano Nasario García. Hubo otros oestes americanos que, desde aquí, invitamos al lector a descubrir: aquellos oestes americanos que se vivieron en navajo, en apache, en keres, en tigua, en tehua, en towa y en zuñi.

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[1] La traducción es nuestra y la cita aparece recogida por Thomas Chávez en su libro An Illustrated History of New Mexico. Albuquerque: University of New Mexico Press, 2002 [1992], p. 238, y cuyo texto original es: “The frontier experience has long been considered a major contributor to the development of American ideals and attitudes. New Mexico is unique among states in having a frontier heritage that lasted over 300 years. In fact, no place in North America experienced the process longer. Most areas were frontiers for only the first years of their existence and then the frontier moved further west or north.”

[2] La referencia proviene del informe “Progress of the Nation. Part II,” p. lxiii del Censo de 1890. XI Censo de los Estados Unidos. Su título original fue: Department of the Interior, Census Office. Report on the Population of the United States At the Eleventh Census: 1890, Washington D.C.: Government Printing Office, 1895. El texto original es: “In New Mexico very nearly two-thirds, or 65.11 per cent, and in Arizona very nearly three tenths, or 28.23 per cent, of the population 10 years of age and over could not speak English.”

[3] Para ampliar y contextualizar véase Habermann-López, Mary Jean. “Multilingualism in New Mexico”. Nuevo México. Ed. Roberto Mondragón. Nuevo México: New Mexico Highlands University, 2009, p. 122.

[4] Es el propio Nasario García quien utiliza esta expresión, “so that I would be born in more ‘civilized’ surroundings,” en su obra Abuelitos. Stories of the Río Puerco Valley. (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1992, p.1. Published in cooperation with the Historical Society of New Mexico).

[5] El texto original es: “As I reflect in my childhood in Guadalupe and the Río Puerco Valley, countless pleasant memories remain indelible in my mind, but, at the same time, it would be unfair to dwell on this aspect without acknowledging that sadness, tragedy, and poverty often plagued the inhabitants as well. To ignore this reality is to invite the risk of romanticizing and to distort a very real way of life. This tendency, regrettably, has appeared from time to time in writings about rural Hispano communities in New Mexico, particularly by outsiders who become enthralled and perhaps bemused by the Land of Enchantment.”

Artículos

Celebridades de Valdemoro

Valdemoro ha sido cuna de personajes célebres a lo largo de toda su historia y su cercanía con la capital de España ha favorecido el paso de grandes personajes de la historia de España por la localidad. Miguel de Cervantes se casó en Esquivias (a veintitrés kilómetros de Valdemoro) y vivió allí durante tres años, con lo que es muy posible que se pasara por esta villa; Miguel Hernández estuvo en las trincheras de Cubas de la Sagra (a dieciocho kilómetros de Valdemoro) y parece que utilizó la oficina de correos de Valdemoro para enviar parte de su correspondencia. Ramón Sender Barayón, el hijo de Ramón J. Sender, cuenta en su libro Muerte en Zamora que su padre estuvo destacado en Valdemoro durante la Guerra Civil y que fue en esta localidad donde tuvo su famoso altercado con Líster. Parece ser, también, que está documentado el paso de San Juan de la Cruz por la localidad. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción puede presumir de un Goya, de cuadros de los hermanos Bayeu, pinturas de Claudio Coello y de los frescos de Antonio Van de Pere. En este artículo haremos un pequeño repaso de algunos de los personajes célebres que nacieron o residieron en Valdemoro a lo largo de la historia.

Aunque no se sabe el día exacto de su nacimiento, la primera de esas celebridades es Fray Pedro de Aguado. Sabemos que nació en Valdemoro y que fue bautizado hacia el año 1513. Alrededor del año 1560, parte para el Nuevo Mundo como misionero franciscano. Es considerado el primer historiador de Venezuela. Escribió Testimonio historial, que dedicó a Felipe II y que dividió en dos partes: Conquista y población de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada (1581) e Historia de Venezuela (1582).

«No deven ser olbidados por silencio los hechos y obras tan eroicas de nuestros naturales españoles, en especial aquellos que para honrra y gloria de Dios sean hechos, y como quiera que por la mayor parte sean los honbres de flaca y fragil memoria, prouee nuestro Dios, con su grande sabiduría, a mober los coraçones de algunos para que escriviendo las tales obras y haziendo libros e historias, sean por esta manera rreduzidos a la memoria, a lo qual con façilidad son mobidos por el gusto y contento que dello rreciben, por la memoria que dellos queda en los libros que conponen de obras virtuosas y notables hechos pasados: por que como dize Balerio, no ay humildad en el mundo, por grande que sea, que no sea tocada de dulçura y contento, y porque la memoria de los hechos y hazañas pasadas es vn exemplo para consultar las verdaderas.»
 Fray Pedro de Aguado (1918) [1582], Historia de Venezuela, Madrid: Publicaciones de la Real Academia de la Historia.

Pocos años más tarde, en abril de 1571, nació en Valdemoro Diego de Pantoja. Llegó a Macao, la antigua colonia portuguesa en China, el 20 de julio de 1597 como misionero jesuita. Junto a Matteo Ricci consiguió llegar a Pekín y allí consiguió trato de favor por parte del emperador para vivir allí convirtiendo a un buen número de chinos al catolicismo a pesar de que la ley imperial tenía prohibida la entrada a los extranjeros. Fue, junto a Ricci, partidario de introducir la religión católica en China a través de una política de adaptación frente a aquellos que habrían preferido intentar invadir China y convertir a todo el país.

En 1602, Pantoja escribió una carta al obispo de Toledo Luis de Guzmán, en la que ofrecía todo un tratado sobre la geografía, la historia, la cultura y los sistemas de gobierno chinos. La carta se convirtió en un tratado difundido por toda España y traducido al francés, alemán, latín e inglés. Escribió un buen número de obras en chino, descubrió que el Catay del que hablaba Marco Polo correspondía efectivamente con China y comenzó a desarrollar un sistema de transcripción del chino al alfabeto latino que culminaría Nicolás Trigault en 1623. Diego de Pantoja murió en Macao el 9 de julio de 1618.

En la Biblioteca Digital Mundial, se puede acceder a la Crónica de tierras extranjeras (https://www.wdl.org/en/item/227/view/1/1/). A partir de un mapa de China diseñado por Matteo Ricci siguiendo los sistemas europeos de cartografía, el emperador solicitó la elaboración de un texto en chino, que explicara el mapa. Como Ricci murió, comenzó el trabajo Pantoja, que tampoco pudo terminarlo pero que lo dejó muy avanzado para que lo acabara Giulio Aleni.

En 1971, con la presencia de miembros de la Embajada de China en Madrid, se colocó una placa en la pared principal de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en conmemoración del 400 aniversario del nacimiento de Diego de Pantoja y en reconocimiento de su trabajo a la hora de acercar la lengua y la cultura chinas a Occidente.

Manuel Bretón de los Herreros no nació en Valdemoro pero vivió en la localidad. Dramaturgo, poeta y periodista, nació en Quel, La Rioja, en 1796. Fue también miembro de la Real Academia de la Lengua Española -además de secretario perpetuo- bibliotecario de la Biblioteca Nacional y director de la Imprenta Nacional. Se alistó voluntario en la guerra de la Independencia y fue soldado durante diez años. Se cree que su carrera militar no prosperó debido a sus ideas liberales – llegó a luchar contra los Cien Mil Hijos de San Luis-. En su comedia en un acto Medidas extraordinarias o Los parientes de mi mujer, uno de los personajes de Bretón pide permiso para sentarse porque ha llegado caminando a Madrid desde Valdemoro. Murió en 1873.

En 1828, nace en Málaga una de las figuras políticas más influyentes del siglo XIX español. Estamos hablando de Antonio Cánovas del Castillo. Fue político, historiador, presidente del Consejo de Ministros y fue asesinado en Mondragón por el anarquista italiano Michele Angiolillo. Su nombre sirvió para acuñar una corriente política, el canovismo, que tenía por fondo la implantación de una democracia no revolucionaria y tradicional al modelo británico. Estaba sustentada en la monarquía y creía en el bipartidismo y la alternancia del poder. Antonio Cánovas del Castillo compró una casa de verano en Valdemoro, posiblemente porque su hermano Emilio (diputado a Cortes, consejero de Estado y senador vitalicio) fijó su residencia en Valdemoro desde 1873 hasta 1910.

También vivió en Valdemoro su sobrino, el hijo de su hermano Emilio, Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo (1864-1933), conocido como Dalton Kaulak o simplemente Kaulak. Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo fue un famoso fotógrafo. Sus retratos recogieron imágenes de los más importantes políticos de su época como Antonio Maura, escritores como José de Echegaray, compañeros de la Real Sociedad Fotográfica como Guirao Girada, toreros como Manuel Granero y, por supuesto, la familia real.

«Hastiado de la corte política y literaria de España hace mucho tiempo, decidí levantar mi casa y venir a sentar mis reales y a emplearlos en este rincón pacífico que no envidia por la paz y el silencio a los profundos desiertos del África. Con todo el capital que en 17 años de trabajo incesante logré reunir, lo he empleado en la para mí deliciosa posesión que he construido y la única renta que me proporciona es la tranquilidad con que vivo, la libertad con que trabajo, la quietud egoísta en que vegeto y la salud y alegría de mis hijos.»

Así escribía Luis Mariano de Larra y Wetoret en una carta a un amigo en 1870, cuando decidió venir a vivir a Valdemoro. Lo único que le pesaban era «recorrer las cuatro leguas que de Madrid me separan». Luis Mariano de Larra y Wetoret (1830-1901) fue, que se sepa, el primogénito del famoso Mariano José de Larra y era rara la ocasión en la que no se le presentaba como tal, como hijo del gran Fígaro – incluso el día de su boda-. Tiene su aquel el ser siempre el hijo de alguien. Consiguió gran éxito literario como libretista de zarzuelas, siendo el autor de una de las mejores obras maestras del género (El barberillo de Lavapiés). Fue, además, periodista, dramaturgo y novelista.

Sus dos hijos, Luis de Larra y Ossorio y Mariano de Larra y Ossorio, siguieron la tradición familiar de la escritura y también continuaron su vinculación con Valdemoro. Luis de Larra escribió casi un centenar de obras. A pesar de sus constantes giras, siempre encontraba muchos momentos para disfrutar de sus amigos y parientes en su finca familiar de Valdemoro. Mariano de Larra, además de escritor de obras de teatro, fue un actor muy admirado en España y en Cuba, donde recibió el encargo de dirigir el prestigioso teatro Albisú. Murió en Valdemoro en 1926.

Pedro Antonio de Alarcón -cuyo nombre completo era Pedro Antonio Joaquín Melitón de Alarcón y Ariza- nació en Guadix, Granada, en 1833 y murió en 1891 en Valdemoro, donde vivió una buena parte de su vida. Además de una rica vida periodística y literaria, el autor de El sombrero de tres picos, fue consejero de Estado con Alfonso XII en 1875. Fue también diputado, senador y embajador en Noruega y en Suecia. Además fue académico de la Real Academia de la Lengua Española desde 1877.

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Valdemoro, con unos 3000 habitantes, gozaba de una animada vida cultural. En verano, la población aumentaba notablemente gracias a la llegada de una colonia veraniega anual que estaba compuesta por miembros de la burguesía y la aristocracia madrileñas. El 11 de noviembre de 1914, el periódico La Región publicaba un artículo en el que decía: «Valdemoro, por su proximidad a la capital de España, por los Colegios de la Guardia Civil… porque fue y es albergador de hombres ilustres, por el nombre y los títulos de sus primeros contribuyentes, tanto en lo territorial como en lo urbano, por las personalidades que le visitan constantemente, no es un poblacho. Es un pueblo muy importante, digno de cabeza de más relieve, de más ilustración y mayor posición social.» En esos años, se crearon tertulias, encuentros y veladas, eran numerosas las representaciones teatrales y prosperaron las «sociedades de recreo». En 1892 se fundó el casino El Círculo de la Amistad pero enseguida coincidieron muchos más como El Círculo del Progreso, La Flor, El Recreo y El Círculo de la Unión.

En 1891, el médico y cronista Anastasio de la Calle -al que debemos en Valdemoro ese magnífico cartel pseudopalindrómico «Calle doctor La Calle»- intentaba explicar las razones de la afluencia de tantas celebridades en el verano: «…la situación de esta villa, su aire libre, sus buenos alimentos, urbanización y carácter del vecindario, así como sus aguas, hacen su estancia altamente recomendable.»

De entre las personalidades que vivían o veraneaban en Valdemoro en esos años, encontramos al periodista León Carbonero y Sol, al escritor Manuel Carbonero y Sol y Merás, autor de un libro con un título que promete por lo exhaustivo: Fin funesto de los perseguidores y enemigos de la iglesia desde Herodes el Grande hasta nuestros días (1875); se encuentra en esta lista de personalidades, también, Luis Cortés Suaña, taquígrafo, autor dramático, periodista y director del diario de sesiones del Senado; el prolífico libretista de zarzuelas Manuel Fernández de la Puente; el escritor de obras de tema administrativo Ramón López Borreguero, autor de otro título de vigente actualidad: Ligera indicación sobre la ruina de la Hacienda pública y su remedio (1873). También el arquitecto y filántropo Mariano de Lázaro, el ministro plenipotenciario Fernando Osorio y Elola, marido de Estrella de Elola y Folgueira.

Un personaje muy especial une esa época de los primeros años del siglo XX con nuestros días. Nos estamos refiriendo al maestro Morcillo, Fernando García Morcillo, nacido en 1916 en Valdemoro y fallecido en el año 2002. Miembro de una familia de músicos, fue director de la casa de discos RCA y dirigió numerosos programas musicales en directo para Radio Nacional de España y Radio Madrid. Fernando García Morcillo fue el compositor de numerosos temas del cancionero español contemporáneo, destacando La tuna compostelana y Mi vaca lechera. Sus canciones fueron interpretadas por María Dolores Pradera, Sara Montiel, Frank Sinatra y Carmen Sevilla.

A lo largo de los números anteriores de La revista de Valdemoro, hemos ido conociendo a distintas celebridades nacidas o residentes en Valdemoro. Hemos descubierto que tenemos grandes músicos, escritores, atletas, pintores y estrellas de la televisión viviendo entre nosotros. Continúan tan solo con una tradición que viene desde los orígenes de la fundación de la villa y tengo la certeza de que inspirarán a los jóvenes valdemoreños a brillar en todas las facetas de la vida.